lunes, junio 12, 2006

EL CINE

Es de noche. Han juntado lo suficiente para ir a la función de las ocho. Están, como siempre, los tres solos.

Posiblemente la noche está más oscura que de costumbre.

En la calle no hay nadie.

En un principio, hace años, sólo era él, pero ahora, a la distancia también le acompañan sus hijos. No es de extrañar que los tres sean unos pequeños no mayores de diez años.

Caminan.

Van en busca de un camión que los acerque a la vieja sala de cine.

La noche es en blanco y negro.

De pronto ven pasar las casas, los comercios, las luces mortecinas de la calle, de las calles que se pierden en la distancia.

A lo lejos se ve, entre la bruma, el letrero de neón, que anuncia con letras brillantes el título de una película.

Los tres se bajan del autobús, mientras el chofer sin rostro les dice que tengan cuidado, pues la noche no es la misma de siempre.

La distancia entre ellos y la entrada del cine tampoco es igual, es un trecho que se alarga con sus pasos, que se estira y algunas veces se difumina.

El hombre de la taquilla, atrás de un mostrador desvencijado les pregunta si quieren butaca o prefieren algo mejor.

Ellos han ahorrado lo suficiente para tratar de ser distintos.

Pagan por algo que es otra cosa y no lo saben.

En la mano, dentro de unas bolsitas de papel estraza, reciben por su dinero una especie de gelatina y un pedazo de hielo.

Después entran en la gran sala y se apagan las luces.

Ahora nadie sabe dónde quedaron esos tres niños.

Nadie lo sabe.

8 Comentarios:

Blogger Rain (Virginia M.T.) dice...

Están en el film.

:)

Eso creo.


Se sintió la bruma de la noche en esas calles vacías.


Y un clac, también.

2:58 a.m.  
Blogger Laura Martillo dice...

Mi Ce, que extraña sensación me has dejado...como de esos sueños a la mitad...con esa fragilidad que solo pueden traer los recuerdos de infancia.
Hay un niño que se ha perdido en un corazón que palpita sin hacer mucho ruido...bum..bum...el niño hoy ha reaparecido.

11:29 a.m.  
Blogger aus dice...

Cuando la película termine, los tres niños serán arrojados de nuevo a la calle; uno de ellos, el más pequeño, se convertirá en padre, irá a trabajar cada día y vivirá así, hasta la siguiente noche de cine...

11:56 p.m.  
Blogger cieloazzul dice...

y que mas se puede pedir mi Ce?...
en ese intante seguramente se detiene el tiempo, afuera la noche seguirá siendo la misma, pero para ellos... un nuevo lucero les guiña el ojo...;) así...
besos mios..

1:31 p.m.  
Anonymous Anónimo dice...

"No para cualquiera... " dice el cartel de entrada, y Hesse y El lobo estepario se me vienen a la cabeza. (No me preguntes porqué).
Es tan onírico (y bello) el relato, y a la vez, tan mezclado con ese misterio que a veces creemos saber que es pero resulta ser otra cosa...
La vida sí como una película dentro de otra...

Un gran beso Ce

Siendo 7:15 Am... ahora o nunca se llama... pero que no te enojes! : )

5:19 a.m.  
Blogger Enigma dice...

Y diversos caminos se pueden tomar para que solo sea el freno de esta vida la imaginacion.

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

9:04 a.m.  
Anonymous Anónimo dice...

No es mala idea Vir, que ellos se hayan quedado adentro de la película, que hubieran preferido tansmutarse en el celuloide.

A vivir en la bruma nocturna y abrir los ojos a lo real.

Un saludo afectuoso.

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En verdad los recuerdos de la infancia son frágiles Laura, y más aún si uno quiere recuperar esa inocencia de la niñez que casi siempre se escapa entre la fría noche.

En la oscuridad de alguna sala.

Y en el silencio alargado de lo que no es, que ya no es.

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Ayyy Aus, siempre con ese realismo a flor de piel, qué extraño anticipar lo que esos pequeños habrán de encontrarse.

A lo mejor por eso nadie ha vuelto a verlos.

Con esa furia cíclica de la vida esperándoles.

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Detener el tiempo¡¡¡ suena tan tentador, quedarse en la imagen primera de la noche, en esa luminosidad oscura y ficticia de una imagen que se refleja.

Y esperar un lucero para guiar los pasos.

No creo que haya un mejor deseo mi Cielo.

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Fue una respuesta rápida M. no cabe duda, y me parece que vamos por el mismo camino interpretando al vaivén de las palabras, reinterpretando con la experiencia a cuestas.

En verdad es onírico, y eso de la vida como una película enmedio de otra me gustó mucho, así lo veo.

Pero sin un final.

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Te imaginas Enigma, si ese es el único freno, cuál será el acelerador que nos detenga, en verdad sólo puede ser el silencio y escapar, no lo veo de otra manera.

Te agradezco lo que dices y por pasar, yo también te envío un gran saludo.

11:49 p.m.  
Anonymous Anónimo dice...

Estimado y admirado Ce:

Un relato que aunque breve, me transporta a mi niñez, cuando yo iba al cine, cruzando la banqueta del negocio de mi mamá. Ahora solo recuerdos quedan, y una familia que ya no está, que ya no es... Al menos para mi

8:48 p.m.  

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