miércoles, julio 12, 2006

TRES MUJERES DE COMPRAS

Janevium (en realidad ese no es su verdadero nombre), a quien todos llaman J, se encuentra sentado en la mesa de un café atiborrado, a la espera de algo, mientras mira sin ver unas hojas desperdigadas del periódico local de fin de semana, donde con grandes letras se puede leer que ya hay un triunfador.

Eso no le importa, a J sólo le interesa el pasillo del gran centro comercial por el cual deambula la gente, ríos de personas de todas las edades, pero más adolescentes gritando y riéndose, perdiendo el tiempo, como si éste pudiera escaparse, como si las horas fuera posible dejarlas atrás.

Tiene un buen rato de estar sentado, el sabor del café en el paladar le golpea hasta el estómago, y las miradas las puede sentir en la espalda, un hombre solitario en un lugar lleno de gente siempre causa extrañeza.

Unas semanas atrás, J había conocido a Crisálindat (ese tampoco era el nombre de ella) y él la piensa con cariño sólo C, como una letra en fuga que atrapó aquella noche mientras no esperaba nada, cuando ella llegó y además de mostrarle su luminosa sonrisa se mostró desnuda, dejándose únicamente los zapatos de grandes tacones.

En el recuerdo de J podía tocarla de nuevo.

Eso venía haciendo desde que se despidió de ella con un gran beso, como esos besos que, le susurró al oído, pueden ser:

“en silencio...
roce impávido...
que te encienda los poros...
y te obligue...
a sentirme...”

Todavía sentía sus palabras en todo el cuerpo, que subían y bajaban hasta la punta de sus pies, en cada uno de los dedos, era como un cosquilleo que no tenía comienzo ni fin, que se presentaba de pronto y le hacía estremecerse.

La figura de C poblaba sus pensamientos, esas líneas que en algunas partes parecían desafiar la lógica, esos rincones secretos que le habían sido develados, y que aún así permanecían llenos de misterio, de magia...

¿Cómo fue posible que estuvieron juntos? ni él mismo lo sabía ni existía explicación alguna, pero había sido en ese lugar, en ese mismo espacio donde ahora se encontraba que la vio y la sintió por primera vez.

Ella, la C de sus sueños y sus desvelos, caminaba con otras dos mujeres, viendo los aparadores, cuando su reflejo le dio de lleno en los ojos y le cubrió todo el cuerpo, y entonces cerró los ojos para verla mejor, para capturarla en ese instante en el que fue suya.

Y ahí la desnudó, la besó como siempre había deseado, en los ojos, en la punta de la nariz, en esos suaves pechos, en ese oscuro perfil...

Ahora J permanece frente a ese mismo aparador, con los ojos perdidos en el gran pasillo, alejando a la gente con un gesto, y creyendo verla, algunas veces confundiéndola, cuando nota que se aproximan tres mujeres y ninguna es ella.

Y él sigue a la espera...

6 Comentarios:

Blogger aus dice...

Qué gran tentación, regresar al primer encuentro, al primer lugar... repasar palabras, sonidos, olores, sabores; esperar que suceda, sólo esperar.

6:41 p.m.  
Blogger tierragramas dice...

nada peor que la espera. Nada más exitante que la espera por una mujer. Nada peor que no llegué. nada mejor que seguir soñando que llegará.

Saludos!

10:00 p.m.  
Blogger Rain (Virginia M.T.) dice...

Mejor escribir y no esperar, digo yo Ce, es lo que haría yo si fuera hombre que siendo mujer es lo que hago.

:) estoy draconiana.


Es un relato con tu sello, amigo.


Abracillo.

11:09 p.m.  
Blogger cieloazzul dice...

Mi Ce pequeño, me has dejado con el alma desparramada...
que si tu escribes maravillosamente bello... y con certezas para regalar...
porque...
sabes?...
eres único...
tqm:)
Gracias...

11:51 p.m.  
Blogger flor dice...

Bellísimo, sin dudas.

Quizás sea mi tendencia a la nostalgia lo que me hace sentir tan propio tu relato. Aunque no identifique un episodio concreto de mi vida que me lo recuerde, me siento algún personaje perdido entre las líneas.

Tenés la cualidad de escribir de tal modo que las imágenes son reales y poéticas a la vez (aun no entiendo por qué se divorcian estos términos usualmente). La precisión de cada palabra utilizada en el justo momento ayuda a no perder el hilo armonioso del texto. Excelente, ce, realmente excelente... un cariño y ya sabés, cuando quieras mi jardín de jazmines está a tu disposición!

2:19 p.m.  
Anonymous Anónimo dice...

Exacto Aus, amiga editora, es imposible evitar esa tentación, y ya ves, uno siempre termina por regresar a ese primer lugar a esa primera entrega, y buscar que vuelva a darse...

Ahí radica la tentación y el deseo de que ocurra, sin que importe el tiempo y sin que importe que la gente siga pasando.

Un gran abrazo, ahora que estrenas nuevo futuro.

*******

Oye Tierragramas, que tienes razón, en esa dualidad o multiplicidad de situaciones que se gestan dentro de la espera, pero sobretodo cuando lo que conlleva es la mujer.

Hace tiempo me decía una amiga que mi elán es la mujer, y en efecto, ella es la que me impulsa pese a todo, hasta que, muchas veces tiene uno que ser paciente...

Gracias por pasar, eres bienvenido, te mando un saludo también.

*******

Ay misses asterix, amiga plafiana y nieteniana, y todo lo que signifique tú misma, que yo escribo y espero y luego vuelvo a esperar y a escribir y sigue la cuenta así...

Y que la mujer y el hombre son lo mismo, que no hay diferencia en el amor y que si él no viene o es ella el sentimiento es igual y que te comprendo y te invito también a que no esperes y estés al mismo tiempo atenta.

Te mando un abrazo queretiano.

********

Aquí la única que tiene su cúpula eres tú mi Cielo, con un azzul inmenso que se desparrama como los sentidos y que contigo se transforman en sentimientos y en dos y en más y en miles.

Mira que eres tú y hasta las cosas cambian de nombre y la espera se convierte en algo concreto, en piel y ojos y boca y párpados y miradas y pensamientos...

Nada que agradecer, yo también te quiero mucho, la única maravilla es coincidir, saber...

Un beso reflejado.

********

Amiga Flor, que te percibo genuinamente sensible, que te agradezco las palabras y que me encanta que encuentres elementos que te identifican en lo que escribo...

Al final esa es una de las cosas que uno espera, y bueno, saberlo es algo, eso sí, bellísimo.

Gracias por tu hermoso jardín de jazmínes, en verdad habré de necesitarlo para formar coronas de flores que adornen mis palabras.

Un saludo del tamaño de tus elogios que me abruman y me comprometen.

11:36 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home