viernes, marzo 09, 2007

LA FLOR MÁGICA

Y corrí por las calles tras esa voz para no perder de vista a aquella maravillosa corona de cuerpos que flotaban sobre la ciudad y supe con angustia en el corazón que ellos vuelan como pájaros y yo caigo como piedra, que ellos tienen alas y que yo ya estoy para siempre sin alas.
Milan Kundera
El libro de la risa y el olvido

Las pequeñas piedras del jardín, o de lo que debería ser un jardín, cubren la tierra en donde hace muchos años alguna vez hubo pasto, se encuentran amontonadas pero al mismo tiempo cada una tiene su sitio, parece raro pero existe una estética en su acomodo y también una sonoridad balanceada cuando son pisadas por alguien, como ocurre cada noche en ese pequeño jardín cubierto de piedras.

Y ahí está él, con los pies flotando en ese mar pedregoso, con el ánimo difuminado ahora que hasta las estrellas están ocultas, temerosas de aparecerse con su brillo y ser inoportunas en el marco que forman un hombre y un jardín de piedras, en el espacio oscuro líquido de pensamientos.

La noche se ha convertido en legión.

No se escucha nada, pero en ese silencio que forman tantos ruidos nocturnos, la sinfonía del silencio penetra en cada uno de los poros que casualmente están abiertos y con vida, porque eso es algo que la vida tiene pese a todo.

El hombre está solo rodeado de miles de cosas, solo en la infinita gracia de sus innumerables propiedades y además de lo que no es suyo, de aquello que únicamente le es usufructuado durante un instante que para muchos es una eternidad.

Pero él se sabe solo y en el borde de la soledad al alcance de sí mismo.

Está sentado bajo una lámpara, un farol que no ilumina, está buscando en el fondo de sus recuerdos ese destello que le permitió ver a los lejos –aunque no recuerda la distancia ni cuándo fue- esa mágica caléndula que le orientó en sus entusiasmos idos.

Y de pronto la ve, con su blonda cabellera de pétalos despeinados, con ese talle que se agita sin siquiera moverse de su propio universo que se encuentra en ella con una claridad que enceguece e ilumina que guía sin proponérselo.

Estira la mano a la mitad de sus pensamientos y siente la ternura de ese contacto que le provoca deseos, y sin querer, sin tiempo de sentir pena de sus propias necesidades, vuelve a rogarle por él y su porvenir, por sus sueños que todavía siguen siendo suyos.

Entonces abre los ojos, mueve los párpados igual que si fueran velas de un navío, y ve entre las miles de piedras, en un rincón más oscuro si se puede, una florecita del tamaño de su pulgar apenas libre, una pequeña flor que refulge como una promesa de algo más, que se abre paso y le anuncia sin decirle nada lo que él espera.

Se queda contemplándola muchos instantes que se convierten en uno sólo, en un latido que se abre paso como un tamborileo por todo su ser y de nuevo se siente vivo.

Levanta la cabeza, obliga a su cuerpo a levantarse también, se despabila, recuerda lo que es una sonrisa y, al mismo tiempo, se da cuenta que la flor empieza a brillar y que el día se abre paso como lo ha hecho tantas veces.

Como siempre.

4 Comentarios:

Blogger cieloazzul dice...

Como siempre, si...
Tus letras trasportándo a recuerdos que parecieran flotando, permaneciéndo, tal como lo hacen las flores que se abren paso aún en las condiciones más precarias, donde pareciera que la dureza de las piedras y el oscuro horizante no les tuviera presentes con ráfagas de luz y aire que innunda...
te quiero Mi pequeño Ce!
más hoy que has vuelto a publicar con la grandeza de siempre...
te beso..

1:44 p.m.  
Anonymous Anónimo dice...

Como una cámara fotográfica objetiva, así percibiste un liliputiense grano del universo infinito que nos reodea, estuviste en el ambiente adecuado para apreciar lo que es verdaderamente maravilloso y que quizás por cotidiano no valoramos.
felicidades por esa sensibilidad que te caracteriza.
Gracias, sigo con Rolling Stone

3:13 p.m.  
Blogger flor dice...

Amigo

Supongo que el mundo tiene ese no sé qué de idea premeditada, de tiempos planificados, de un nada librado al azar.

Quizás en eso lo que nos hace sentirnos tan pequeños y maravillosos...

Te dejo un abrazo lleno de afecto.

7:59 a.m.  
Blogger flor dice...

Tomate tu tiempo, siempre que vuelvas...

Un besote!

11:40 a.m.  

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