REGRESO
Apenas hace unas horas me bajé realmente del avión, no ha pasado mucho tiempo de eso. Y pensar que cuando era niño me aterraban los sueños de aviones… alguien me dijo, o tal vez lo leí en algún lado, que Dios es como un gran avión y soñar con ellos en realidad es acercarte un poco a ese concepto de divinidad que cuando eres pequeño tanto temes y que cuando creces no lo encuentras en ninguna parte.Uno
es el misterio
Donde
habita
El silencio...
P.E.
También escuché, creo, que soñar con aviones es presentir la muerte.
No lo sé, pero de ese primer sueño, a los cinco o seis años, todavía queda un sentimiento de temor hacia lo que no conoces, hacia lo que viene, hacia lo que va… posiblemente sólo sea el miedo a elevarse, a planear.
Pero una cosa es cierta, voy llegando, he dejado atrás mi niñez, he dejado un poco atrás tantas cosas que ni cuenta me di en qué momento se quedaron allá, a lo lejos…
En la ventana del comedor, muy cerca de donde me encuentro, puedo ver un patio de cuatro paredes, pintado todo de naranja, y en él, estoy seguro, no hay nadie, pero si me esfuerzo, también eso lo sé, si pienso que en ese espacio puedo encontrar algo, si lastimo mis ojos como lo hago ahora habré de tropezar con lo que busco.
No necesito salir para encontrarlo.
Y ahora, ya lo ven, aquí estoy, buscando cómo decirles que voy llegando, que apenas hace un rato encontré el camino de regreso y que las horas de vuelo, de sueños, de recuerdos, de imágenes con rostro, edad, cargadas de tiempo, siguen ahí...